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Volkswagen Santana Turbodiesel

 

 

VIRTUDES

· ACABADO BUENO

· MANEJO DE LA CAJA DE CAMBIOS

· CONUMO MODERADO

 

DEFECTOS

· DESARROLLOS DEL CAMBIO MUY LARGOS

· MALA CLIMATIZACION

· INTERIOR SOBRIO

 

 

Continuando los acuerdos que existen entre Seat y Audi-Volkswagen, se ha comenzado a montar en España el Volkswagen Santana. Es el tercer modelo de la marca germana que se hace en nuestro país, después del Polo y del Passat. El Santana pasa a ser el vehículo alto de gama de los construidos por Seat en la actualidad y es, además, la mayor berlina, en tamaño, fabricada por la empresa del INI desde sus comienzos.


Cuatro son las versiones que se están haciendo de este coche, dos de gasolina y otras dos que utilizan gasóleo. De los motores de gasolina, uno es un 1781 cc, y otro un “dos litros” de cinco cilindros equipado con inyección, al que se le ha acoplado una caja de cambios de cinco velocidades, procedente del Audi Coupé, que lleva un diferencial más corto, en vez de la de carácter económico que monta este modelo en Alemania. Los diésel disponen de una mecánica veterana, el motor de 1588 cc que fue el primer diésel derivado de un motor de gasolina. En un principio fue destinado al Golf, pero, con posterioridad, ha ido pasando por prácticamente todos los modelos de la gama Volkswagen e incluso por algún Audi.


El Volkswagen Santana GX Turbo-Diésel es hoy el protagonista de esta sección de «A Fondo». Al motor 1.6 diésel se le incorpora un turbocompresor, con lo que la potencia aumenta casi en un treinta por ciento y pasa de 54 a 70 caballos. Ofrece unas aceptables prestaciones con un consumo bastante ajustado. Uno de los puntos más a su favor es el del manejo de la caja de cambio; es precisa, de gran suavidad y con unos recorridos muy cortos, lo que la hace sumamente agradable de utilizar. El acabado es bueno, como en todos los coches alemanes, pero la presentación interior es muy sobria, carece de cualquier detalle superfluo.


El Santana Turbodiésel es un vehículo para viajar: su comodidad, velocidad y economía aseguran largos recorridos sin el más mínimo problema. Para la ciudad, su tamaño y el excesivo desarrollo del cambio no lo hacen aconsejable, a pesar de que tiene una dirección asistida rápida y suave.



MECÁNICA ***

 

El motor diésel de Volkswagen es un viejo conocido, al que en esta ocasión se le ha acoplado un turbocompresor. Hace ya varios años que vio la luz, equipando en aquel primer momento al modelo Golf, y causó furor entre el público por su suavidad de funcionamiento, bajo consumo y alto nivel de prestaciones. De un tiempo a esta parte la técnica del diésel ha evolucionado a pasos agigantados, y hay ya una gran cantidad de marcas que disponen de mecánicas de gasóleo de avanzada tecnología que se encuentran cada día a menos distancia de los motores de gasolina.

 

Atrás quedaron los antiguos coches de gasoil a los que de inmediato se asociaba con el ruido, las vibraciones, el humo y la lentitud de marcha y de respuesta, al pisar el acelerador. Quizá este motor Volkswagen fuera el pionero de esta nueva generación y, a pesar de su veteranía, sigue teniendo perfecta vigencia con el paso de los años.

 

 

Consumo (litros /100 km)

 

   

 Ciudad

 
 A 27,7 km/h de media 8,8.
 Carretera  
 A 90 km/h de crucero 4,6.
 En conducción rápida 10,8.
 Autopista  
 A 120 km/h de crucero 6,4.
 A 150 km/h de crucero 10,2.
 Autonomía media  
 Consumo medio ponderado 7,3.
 Recorrido (kilómetros) 770.
   

 

 

Con la incorporación del turbo el motor ha ganado brillantez y elasticidad, y sus casi 1600 centímetros cúbicos, que podrían parecer insuficientes, mueven la voluminosa carrocería del Santana con envidiable alegría. La caja de cambio no contribuye, sin embargo, a aprovechar todas las posibilidades que le brinda el grupo motriz. Los desarrollos de las marchas son excesivamente largos, y están orientados, sobre todo, a la economía. La quinta velocidad, que en el pomo de la palanca de cambios aparece con la denominación E, tiene una personalidad eminentemente ahorrativa; a 1000 revoluciones del motor, la velocidad teórica es de 41,3 km/h. Gracias a ello, los consumos a velocidad constante son bajísimos: 4,6 y 6,4 litros por cada cien kilómetros, a 90 y 120 km/h de crucero, respectivamente. Incluso forzando el ritmo, nunca se llega a cifras elevadas.

 

Prestaciones

 

 

 

 Velocidad máxima (km/h)

153,8.
 Aceleración (seg.)  
 400 m. salida parada 19,7.
 1000 m. salida parada 37,2.
 De 0 a 100 km/h 14,5.
 Recuperación (seg.)  
 400 m. desde 40 km/h en 4ª 21,1.
 400 m. desde 40 km/h en 5ª 25,3.
 1000 m. desde 40 km/h en 4ª 40,9.
 1000 m. desde 40 km/h en 5ª 47,1.
 De 80 a 120 km/h en 4ª 15,4.
 De 80 a 120 km/h en 5ª 21,6.
   

 

Pero esta economía de marcha tiene su contrapartida en las prestaciones. El Santana se recupera con mucha pereza al apretar el acelerador en 4ª o en 5ª. Esto, en la práctica, quiere decir que si pretendemos efectuar un adelantamiento cuando circulamos en una de estas velocidades, debemos reducir a una marcha más corta para concluir la maniobra con rapidez y así evitar situaciones embarazosas. Las aceleraciones, por el contrario, son bastante buenas, al igual que la velocidad máxima, que supera sobradamente los 150 km/h, y además, se consigue en quinta.


La palanca de cambios es muy agradable de manejar. Las marchas entran con una suavidad inusitada y sin la más mínima aspereza. Los recorridos entre las distintas posiciones son cortísimos, y es difícil equivocarse debido a su extraordinaria precisión.


El motor arranca con facilidad y rapidez en cualquier época del año. Incluso en las bajos temperaturas del invierno, la luz situada en el cuadro de mandos, que indica el tiempo necesario de precalentamiento, se apaga en pocos segundos y el motor se pone en marcho al primer intento.


El Santana Turbodiésel no tiene casi vibraciones, y el ruido es muy bajo con el coche rodando. Únicamente cuando el motor está frío o a ralentí se evidencia con claridad que se trata de un vehículo de gasóleo.



COMPORTAMIENTO ****


En el Santana Turbodiésel se ha logrado un buen compromiso entre la comodidad y la efectividad. La suspensión tiene un nivel óptimo de dureza que permite a los pasajeros viajar sin “sobresaltos” y al conductor disfrutar con el volante, con unos altos márgenes de seguridad.

 

 

El terreno favorito de este vehículo son las grandes autopistas o las carreteras anchas y con buen firme, pero se adapta también con una facilidad asombrosa a cualquier tipo de rutas. El Santana es un coche que se pega literalmente al suelo, y además, el balanceo de la carrocería no es excesivo, algo poco corriente en las berlinas de este tamaño.

 

En el recorrido habitual que hacemos por carreteras de montaña nos convertimos por unos momentos en pilotos de rallyes para ver dónde encontramos el límite del coche, y aunque este automóvil evidentemente no está pensado para un estilo de conducción así, quedamos satisfechos de sus aptitudes. Hay que ir bastante más deprisa de lo que lo hace cualquier conductor normal, sobre todo el comprador potencial de este modelo, hasta encontrar pegas a su comportamiento y vernos en situaciones de apuro. Al abordar curvas cerradas el morro tiene tendencia a seguir recto, si la velocidad con que entramos es grande. Basta, entonces, con levantar el pie del acelerador y girar el volante hacia el interior del viraje algo más de lo habitual. Una vez que el vehículo ha tomado la curva y lo tenemos enfocado en la dirección que debemos seguir, se puede acelerar con energía y continuar sin problemas. Eso sí, hay que emplear siempre marchas cortas —la tercera, y en muchas ocasiones la segunda— para que salga con suficiente fuerza, lo que hace que las ruedas delanteras patinen ligeramente. Las curvas rápidas presentan menos complicaciones. Únicamente debemos ir dosificando el acelerador, sobre todo si es una zona de enlazadas donde las curvas se suceden en uno y otro sentido, para evitar que el coche siga de frente.


La dirección del Santana es suave y precisa, sin perder prácticamente sensibilidad cuando se rueda rápido. Tres vueltas y cuarto son las necesarias para llevar el volante de un extremo a otro -un valor razonable-, y las maniobras de aparcamiento se realizan sin esfuerzo.

 

 

El sistema de frenos, de discos delante y tambores detrás, cumple su cometido. Al abusar de ellos, por ejemplo, bajando un puerto, tienen cierta facilidad para fatigarse y acaban con muestras de cansancio. El tacto del freno es bueno, y se puede dosificar con facilidad la presión a ejercer sobre el pedal.

 

Frenos

 

 

Distancias de frenado (en metros)


A 60 km/h

12,6.


A 100 km/h

36,5.


A 120 km/h

58,2.

 

 


 

CARROCERÍA ***


La carrocería del Volkswagen Santana versión 85 ha sufrido escasas modificaciones. Destacan únicamente unos nuevos paragolpes y una entrada de aire de mayores dimensiones en la parte inferior.

 

El acceso al interior se realiza sin dificultad, gracias a la amplitud de las puertas y a que no hay obstáculos que esquivar para entrar o salir. Ya dentro, el espacio que queda es grande y pueden viajar cuatro adultos sin estrecheces. Un quinto ya se encuentra incómodo, pero no por falta de sitio, sino por el diseño del asiento trasero, que en la zona central, ocupada por el reposabrazos, es muy recto y sin forma para acoplar el cuerpo. Los asientos delanteros son amplios y cómodos en trayectos largos por su ligera dureza, aunque carecen de la suficiente sujeción lateral, sobre todo a la altura de los hombros.

 

La persona sentada al volante del Santana se encontrará a gusto y podrá acoplarse con rapidez. Todos los mandos quedan al alcance, sin necesidad de hacer extrañas contorsiones para llegar a ellos. El volante es bastante vertical, por lo cual, una vez definida la postura que le guste a cada uno se llega a cualquier punto sin estirar mucho los brazos.

 

Un punto negro del Santana es la climatización. La entrada de aire por las rejillas del salpicadero es casi nula si no se echa mano del ventilador, y aun con este conectado no es del todo suficiente.

 

El acabado es óptimo. Todo encaja con precisión, y los distintos remates, o las costuras de los asientos, están hechos a conciencia. Sin embargo, el interior da aspecto de pobreza. Es de una sobriedad abrumadora, algo característico de los vehículos germanos, que no será muy del agrado de los directores generales, a quienes la administración ha designado el Volkswagen Santana como coche oficial.

 

El maletero tiene unas dimensiones generosas, pero peca de excesiva altura a la hora de cargar bultos pesados.

 

 

Equipamiento

 

 

 
 Cuentarrevoluciones NO
 Cuentakilómetros parcial SI
 Termómetro de agua SI
 Manómetro presión de aceite NO
 Reloj SI
 Ordenador de viaje NO
 Testigo reserva de carburante NO
 Testigo de freno de mano SI
 Testigo desgaste pastillas de freno NO
 Parabrisas laminado SI
 Faros antiniebla SI
 Piloto antiniebla trasero SI
 Aire acondicionado NO
 Volante regulable NO
 Asiento regulable en altura NO
 Retrovisor regulable SI
 Apoyacabezas delanteros SI
 Elevalunas eléctricos (delanteros/traseros) SI/SI
 Cerraduras centralizadas SI
 Luz lectura mapas NO
 Tapón carburante con llave SI
 Llantas aleación SI
 Preequipo de radio SI
 Limpia-lava-luneta trasero -
 Asiento posterior divisible NO
   

 

Sonoridad

 

   
 Al ralentí 55,2.
 A 60 km/h 65,7.
 A 90 km/h 67,0.
 A 120 km/h 71,1.
 A 140 km/h 75,4.
 A tope 78,6.
 (Mediciones efectuadas en las plazas delanteras con las ventanillas cerradas. Valores en decibelios)
   

 

 

FICHA TECNICA

 

 

 

Motor: disposición: delantero, longitudinal. Número de cilindros: 4, en línea. Cilindrada: 1588 cc (76,5x86,4 mm). Cigüeñal: de 5 apoyos. Distribución: árbol de levas en cabeza accionado por correa dentada. Alimentación: bomba inyectora con turbocompresor. Compresión: 23 a 1. Tipo de carburante: gasoil. Capacidad del depósito: 60 litros. Potencia máxima: 70 CV a 4500 rpm. Par máximo: 13,6 mkg a 2600 rpm.


Transmisión: tracción: a las ruedas delanteras. Caja de cambio: manual de 5 marchas. Velocidad a 1000 rpm en cada marcha: 1ª: 8,1 km/h; 2ª: 15,2 km/h; 3ª: 23,9 km/h; 4ª: 33 km/h; 5ª: 41,3 km/h. Embrague: mando hidráulico.


Dirección: tipo: de cremallera con servo. Vueltas de volante entre topes: 3,25. Diámetro de giro: 10,8 metros.


Frenos: sistema: discos delante y tambores detrás, con servo.


Suspensiones: tipo: independiente delante y semiindependiente detrás.


Ruedas: llantas de aleación de 5,5x13. Neumáticos: 185/70R13.

 

Peso: en orden de marcha: 1055 kg.

 

 

 


 

FRENTE A SUS RIVALES


Existen muy pocos motores de 1600 cc turboalimentados. Por eso pensamos que los vehículos con los que debe competir este modelo de reciente nacionalización serán coches de un tamaño similar, con mecánicas de mayor cilindrada y potencia parecida y con un precio final que oscile alrededor de los dos millones de pesetas. Hay ahora mismo en el mercado cuatro modelos que reúnen estas características, tres de ellos importados y tan solo uno de fabricación nacional: el Fiat Regata 1.9 Diésel, el Ford Sierra GL 2.3D, el Opel Rekord Diésel y el Peugeot 505 GRD.


El 505 es el más potente de todos, pero también el más gastón, en cuanto a consumo. En ambas cosas empatan el Santana y el Rekord, siendo el Ford Sierra el vehículo más económico, seguido del Fiat Regata, que, por el contrario, es el que menos caballos da.


En cuestión de precio, las diferencias son insignificantes para las cantidades de que hablamos, a excepción del Regata que vale casi doscientas cuarenta mil pesetas menos que el siguiente modelo más barato.


El comportamiento de todos ellos no ofrece dificultades, aunque sean distintos tipos de reacciones las que tienen, por ser unos tracciones delanteras y otros tracciones traseras.

 

El Volkswagen Santana es, por tanto, una opción perfectamente válida, al igual que todos los demás. Hay ciertos detalles diferenciadores, unos a favor de un coche y otros a favor de otro, que son los que tendrá que valorar el comprador en función de sus necesidades o, simplemente, de sus caprichos personales.

 


· Fuente: J. Hernández (MOTOR 16 nº 93, 3 de agosto de 1985)

· Gracias a Jose Fidel por enviar el reportaje

 

 
 
   
   

 

 

 

 

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Comentarios de los lectores: 16
 

 

11. Ru! 

Por coches como este le pillé manía a Volkswagen.

El problema no es que el coche sea malo, sino que tengo interiorizado que no vale lo que cuesta.

Por una parte no termino de ver a Volkswagen como una marca premium, así que siempre me ha parecido que (por el mismo precio) viene menos equipada que el resto de las marcas no-premium.

Por otra parte, en su día tuve un Volkswagen Polo Classic... y los plásticos y botones eran muy parecidos. Los interruptores que utilizan (por ejemplo) para las luces de emergencia eran exactamente iguales... en mi utilitario cutre y en un coche por el que hay que pagar 3 veces más (utilizaron esos botones en TODA la gama). La verdad, no termino de ver el "lujo" en ese interior (en esta prueba no hay foto del interior, sin embargo en la revista original sí que se ve lo que digo).

La última razón es que un amigo mío tuvo un Passat diesel de esa misma generación. Al margen de que la línea del Passat no me gusta (previero el Variant y el Santana), el coche olía a tractor, sonaba como un tractor, vibraba como un tractor... y tenía las mismas prestaciones que un tractor.

P.D.: En la misma Motor 16 (que se puede descargar desde la web de Motor 16) está también la prueba de 15000Km con el Austin Metro. Personalmente me gustaría ver más pruebas de "15000Km" en esta web, me parecen muy interesantes.

 

 

12. S63 

Pues a mí me parecía bonito, no sé si hubiera optado por el Passat o por el Santana, pero ambos me gustaban (también estaba el Passat Variant y un 3 puertas que no llegó a España).

El GX5 era muy interesante, también llegó a venderse el Passat 5 cilindros, aunque menos.

En todo caso, había que valorar la competencia y ahí me parece que quedaba mal situado, había modelos más interesantes, incluso algunos importados podían resultar más interesantes.

Yo en el 91 preferí el Sierra. En el 98 casi me compro el Passat sedán de entonces, pero al final me decanté por el Volvo S40, debido en parte a la arrogancia que mostraban en el concesionario VW.

 

 

13. cuca 

08/05/25
Su estética posiblemente no fuera su mejor baza, sí sus acabados, consumos y prestigio de marca sobre todo en ese momento.Prestacionalmente en ese momento tampoco lo veo tan mal, el turbo dió ciertas alegrías a los vehículos que lo montaban.
Tengo una Pegaso Ekus 75.28 de 1988(equivalente a la VW LT mk1) que equipa los mismos cilindros pero al ser 6 llega a la misma potencia de forma atmosférica(5cv más concretamente) a base de aumento de cilindrada total(2382cm3)de la que estoy muy contento, hace consumos de 10/11lts.Este motor también los montaban los Volvo 244 D6(ahí daba 82cv).El primero de montarlo pero en 4 cilindros fué el Golf diesel mk1.
Volviendo al Santana para mi el mejor era el GX5.
Un saludo a todos,
cuca

 

 

14. Florentino 

Feo, feo de coj... Y inframotorizado.
Saludos.

 

 

15. jose 

Era bastante feo.posiblemente sería un buen coche pero aquí se vendió poco por no gustar la línea y ser caro.Lo mismo que le pasó después al Phaeton, que todo el mundo dice que es un cochazo pero bastante feo y metidos en esos precios pues buscas que el coche te guste.Gustó mucho más el primer Passat que se vendió aquí y en concreto con el mismo rojo que el de la prueba, bueno ,bonito y muy amplio aunque no barato.

 

 

16. S63 

Cuando al Santana le pusieron el frontal de 4 faros del Passat, en caso toda Europa se convirtió en el Passat sedán, eliminando la denominación Santana, aunque en España se conservó para darle una imagen superior.

 

 

 

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