-el
Pegaso de W. Ricart-

Siéntase como un piloto de aviones
a reacción en el último “volador” de Pegaso, en una prueba de Neil Dougall.
El fabuloso coche deportivo español
Pegaso es un nervioso Purasangre que requiere un manejo extra cuidadoso – y ni
por un momento deja este elegante y escaso coche de recordártelo. Desde el momento
en que dejé las aceras de Madrid, España, con motivo de la prueba de el último
Pegaso tipo 103, me di cuenta de que el deportivo azul oscuro no iba a meditar
mansamente acerca de mis indicaciones sobre donde dirigirse y cuán rápido
hacerlo. ¡Desde luego que no! Este Pegaso era un coche deportivo que parecía
personificar nerviosamente mis propios reflejos. O mas exactamente, la sombra de
los mismos!
Tan pronto como me deslicé tras el
volante de aro de madera del Coupé Tipo 103 carrozado por Touring, e hice unos
cuantos ligeros ajustes a la distancia del asiento y longitud de columna de
dirección, me sentí como si el coche hubiera sido hecho a medida. Sentí la
misma sensación natural, acompasada que si fuera un arma hecha a medida o un
palo de golf, acompañada de la precisión de un avión de combate.
La comparación con un avión de
combate puede ser llevada más lejos. Una vez que te acomodas tras el volante,
te encuentras en un puesto de conducción con asiento envolvente que agrupa
instrumentos y diales de forma efectiva, y que puede dar acomodo a un conductor
mayor de 1.80 m de estatura, pero aún así sin derrochar espacio. Recostándote
en el asiento, deja caer tu mano derecha desde el volante y aterrizará en el
ergonómico mango de la palanca de cambio. La configuración del cambio está
impresa en lo alto de dicho mango. La presión de los muelles lleva a la palanca
hacia la segunda velocidad si la empujas hacia delante, y la tercera se engrana
tras tirar de la misma. A la izquierda están la cuarta y la quinta y a la
derecha, la primera y la marcha atrás.
Presiona el botón bajo el signo de
flecha en espiral del salpicadero y el motor comienza a girar y el escape de voz
grave comienza a emitir su excitante rugido. Y mientras esperas a que las agujas
de “Temp. Agua” y “Temp. Aceite” suban dentro de sus respectivas
esferas, permíteme hacerte partícipe de la información confidencial del que
ha sido durante 10 años el coche mas misterioso del mundo.
El deportivo Pegaso, producido en
la actualidad a un ritmo de sólo una o dos unidades cada seis meses, es unos de
los coches rápidos de turismo más excitantes del mundo, y es susceptible de
ser convertido rápidamente en un poderoso coche de carreras. Este precioso
coche se hizo realidad, ¡como parte de un programa de formación! Así fue como
ocurrió: Poco después de que la empresa pública española Empresa Nacional de
Autocamiones, S.A. comenzara a construir camiones y autobuses en 1947, la
dirección decidió crear una escuela para formar los más avanzados mecánicos.
La idea es que estos expertos deberían beneficiarse de unas prácticas mas
dirigidas hacia trabajo de precisión, para su utilización posterior en la
fabricación de las piezas más complejas de los motores de los camiones y
autobuses.
Los directores optaron por la idea
de fabricar coches deportivos de alta calidad “como práctica”, y esto le
pareció atractivo a los contables de la empresa porque gran parte del coste del
departamento de formación sería recuperado mediante la venta de los caros
coches. Al departamento le quitaban de las manos los preciosos deportivos que
fabricaba a tal velocidad, tras la presentación de varios modelos, que la
dirección comenzó a tomarse su fabricación más seriamente, aprovechando el
bajo coste de la mano de obra en España y la carestía de materiales y
maquinaria.
El primer Pegaso deportivo emitió
su grave rugido de escape en 1951. Era el Tipo 102, dotado de un motor de 2,5
litros y fabricado en la misma factoría de Barcelona que Pegaso había
adquirido del famoso fabricante de coches Hispano-Suiza. Desde aquellos días,
el musculoso motor – montado en el último Pegaso 103 - ha sido subido a 4,5
litros. Sólo se han fabricado 200 Pegasos desde 1951, y desde 1955 la producción
de los coches deportivos ha sido reducida al mínimo con motivo del traslado
pieza a pieza desde Barcelona a un nuevo edificio en las afueras de Madrid.
El jefe de producción de la División
de Coches Deportivos de la fábrica Pegaso, D. Wilfredo Ricart Jr. me dijo:
“El proyecto de coche deportivo ha sido prácticamente cancelado. La principal
razón de esta falta de actividad es el Plan de Estabilización Económica de
España, que comenzó en la segunda mitad de 1959. Como resultado del mismo no
disponemos en este momento de demasiados fondos para trabajar, pero tan pronto
como la situación financiera se estabilice tenemos planeado volver a producir
al 100%” El ingeniero, cuyo cabello empieza a blanquear añadió: “ Entonces
construiremos series de 100 o más coches a la vez”.
Los coches siempre se han fabricado
en pequeñas series y con carrocerías dibujadas por la propia fábrica, el diseñador
francés Saoutchik, la empresa italiana Touring de Turín, y últimamente el
brillante diseñador español Pedro Serra, de Barcelona. Los potentes motores se
fabrican con las mismas máquinas que los de los camiones, pero sus tolerancias
son posteriormente comprobadas en una sección especial y son terminados al
necesario grado superior separadamente.
La estructura básica del Pegaso
consiste en un bastidor y habitáculo de plataforma baja, unidos a los pasos de
rueda delante y detrás y reforzados en los lugares necesarios con travesaños
de chapa de acero. Cuando se le añade la carrocería, el conjunto es
extra-resistente, con el fin de soportar la conducción en mal firme de
carreteras secundarias, como en gran parte de España.
Es difícil dar detalles en lo que
respecta a potencia. Con nueve relaciones de compresión, dos sistemas de
encendido, tres opciones de carburación y variedad en el combustible utilizado,
existen obviamente docenas de combinaciones posibles - y consecuentemente, de
cifras de potencia.
El más reciente motor 103 de 4,5
litros es un V8 con árboles de levas dobles en culata y relación diámetro-carrera
supercuadrada. El bloque-motor, cárter de aceite, culatas, cárter del embrague
y la extensión en la parte de atrás, que contiene la transmisión primaria están
todos fabricados en aleación ligera. Las grandes válvulas están refrigeradas
al sodio y se montan inclinadas dentro de las cámaras de combustión hemisféricas.
El acabado del motor es muy cuidadoso y se ve brillantemente impresionante.
Ahora ya conoces la historia de
este coche tan escaso, al que estás a punto de catapultar a lo largo de la
carretera. Ya hemos tenido suficientes palabras. Ahora un poquito de acción.
Empuja la palanca de cambios a primera y deja la acera fácilmente y con sólo
una ligera presión sobre el pedal del acelerador. Si no eres cuidadoso con ese
pedal, vas a ir dejando pedazos de goma de los neumáticos traseros con cada
derrapada. Ahora vas cambiando velocidades hasta tercera o cuarta, pero sobre
todo NO SOBREVIRES. Eso significa mantener el suficiente autocontrol para evitar
el reflejo de reaccionar girando súbitamente la dirección cuando aparece un
bache delante del coche. Comete el error y acabarás con el coche mirando hacia
el punto del que venías de forma instantánea! La dirección del Pegaso tiene
una respuesta tan estresantemente rápida que parece que trazas las curvas con
la simple presión de tus manos sobre el volante.
Ahora, conduce el deportivo por una
zona de curvas más lentas, dando gas según pasas. Observa como se pega a la
carretera, tratando las fuertes curvas como si no existieran. Ahora estás
tomando las curvas a velocidades que harían volcar contra el arcén a cualquier
coche de serie, pero el Pegaso ni se apoya ni emite el mas ligero chirrido de
neumáticos. E incluso si consigues que el coche pierda la compostura, un pequeño
toque en el acelerador o el aliviar ligeramente la presión sobre el volante,
hacen que el nervioso purasangre se asiente de nuevo.
El comportamiento es increíblemente
suave, considerando que este coche puede ser trasformado de forma simple en un
coche de carreras de primera clase. Deja que las ruedas exteriores salgan del
asfalto y pisen la tierra. Pisas los baches y apenas notas su existencia. Ahora,
dale vida al motor. En cuarta, a 150 Km/h, pon cuidado de no tratar al
acelerador demasiado bruscamente – porque el hacerlo incluso a esa velocidad
mandará tu cabeza hacia atrás al tiempo que el coche gana velocidad rápidamente.
Ahora, pisa el freno varias veces y observa como parece que alguien ha colocado
una pared invisible delante del coche.
Y cuando vuelvas a acelerar
nuevamente, catapultando al Pegaso a lo largo de la carretera, saborearás la
emoción de una conducción que recordarás toda tu vida. La pena es que sea una
emoción tan cara y escasa. Pero es una emoción que es posible que los
australianos podamos saborear en los años venideros al volante de un Pegaso
deportivo o del “hermano mayor” de seis asientos que la fábrica Pegaso
piensa construir tan pronto como el dinero esté disponible en España.
Este “hermano mayor” que podría
haber estado en producción en este momento en grandes volúmenes, de no haber
introducido el Gobierno Español el Plan de Estabilización, será un modelo
compacto cuidadosamente terminado, diseñado con la mas alta precisión y
dirigido al mercado mundial. Cuando haga su aparición, el rojo caballo volador
del emblema de Pegaso promete alcanzar nuevos niveles.
Parece que deberemos esperar aún
unos años antes de que Australia tenga el honor de ver su primer Pegaso. Pero esta
famosa empresa española ya ha puesto sus ojos en los ingresos de exportación
que podrían proporcionarle estos coches. La reciente prohibición inglesa de
que las empresas obtengas deducciones fiscales en coches con valor por encima de
las £ 2.500, hará que los ojos españoles no se posen en esas islas. De nuevo
América será el mercado maduro, con todos esos mágicos dólares flotando en
el espacio.
· Autor: Neil Dougall (Sport Car World, Julio
1961)
· Gracias a Cisco por enviar el reportaje y a
mortinson por la traducción
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